A priori cuando comparamos Dark Souls con ICO encontramos pocas cosas común. Sin embargo gracias a la obra de Fumito Ueda, Miyazaki se dio cuenta de que el videojuego era el medio perfecto para expresar nuevas ideas y sorprender explicando historias.
Miyazaki tuvo unos inicios muy humildes. El sueldo de sus padres no le alcanzaba para libros ni mangas. Por eso se pasó la infancia en bibliotecas absorbiendo información sin descanso. Más tarde terminó la carrera universitaria de Ciencias Sociales y entró a trabajar como informático en Oracle Corporation.
En una de las reuniones con sus compañero de trabajo la gente no paraba de hablar de un videojuego: ICO. La historia del chaval con cuernos que ayudaba con su ingenio a Yorda conmovió a Miyazaki: "ese juego me mostró las posibilidades del medio". Fue entonces cuando sintió una necesidad enorme de crear un videojuego por su cuenta y cuando tuvo la suerte de poder entrar a trabajar en From Software.
ICO ya de por sí es un juego que tenemos en un altar pero a su larga lista méritos tenemos que añadir haber motivado a un genio como Miyazaki que ha terminado creando un franquicia tan exitosa como la saga Souls.