Pues ahora, el propio Statham en una entrevista con USA Today, ha explicado que esta secuencia es de las más difíciles de toda su carrera y que ni los megalodones, las persecuciones o saltar desde un cuarto o quinto piso, son comparables a cómo sufrió en aquellas maratonianas jornadas de rodaje. ¿El motivo? Los bebés son impredecibles. "Tuvimos dos bebés e hicimos lo mejor que pudimos para mantenerlos felices", recuerda el intérprete.
"Es la pesadilla de un director. Nunca se sabe lo que se les ocurrirá"