Estábamos en una de esas convenciones, creo que en Nueva Jersey, y nos hacíamos fotos. Michael Rooker estaba conmigo en la zona acordonada y esta chica apareció. Me rodeó con el brazo, nos hicimos una foto y es como que se transformó en una mujer lobo. Miró al cielo y empezó a convulsionarse. De repente, clavo los dientes en mi pecho.
No llegó a rasgar la piel, pero me dejó las marcas a través de la ropa. Le estaba dando un ataque, la sacamos y se recuperó. Preguntó qué pasaba y le dijeron que me había mordido. Ella no se lo creía. Me preguntaron si quería denunciarla, pero dije que no, que era buena chica, que solamente había tenido un momento salvaje y se había transformado en mujer lobo.