El 25 de agosto de 2009, un estudio no muy conocido llamado Rocksteady nos dió una valiosa lección de como adaptar un comic a un videojuego. Lo hicieron a las mil maravillas con Arkham Asylum, un juego donde nos poníamos en la piel de Batman que logró dar en el clavo en todos los apartados: Narrativa, ambientación, jugabilidad, gráficos, estilo artístico y mucho más. Estaba garantizado que lo pasarías bien, tanto si eras fiel seguidor de los comics, o si solo venías por las patadas y combos largos, era un juego perfecto.

Para muchos la serie Arkham es hasta la fecha la mejor adaptación de un comic para videojuegos, y aquel éxito se vió reflejado en otros tres títulos posteriores, cada uno poniendo una apuesta más grande que el anterior, ya sea incluyendo mapas más grandes o simplemente explorando los bastos personajes que el universo de Batman tiene por ofrecer.

Rocksteady solo abandonó el desarrollo directo de un juego con Arkham Origins, tan solo supervisando el proyecto, pero siempre vigilantes de que no se salieran de la linea. Incluso ese título es suficiente para darnos una idea de los estándares de calidad que maneja la franquicia. 

Ahora la saga cumple 15 años y  si algo se puede aplaudir de Rocksteady es que nunca apresuraron un juego, todos mantuvieron un tempo correcto y los resultados finales nos brindaban peleas muy entretenidas, villanos emblemáticos y una sensación de ser la única esperanza de una ciudad que claramente necesita un heroe, de verdad te sentías como un super detective.

Lejos de Batman

La última aventura de Rocksteady los llevó a desarrollar un juego de Suicide Squad, el cual se estrelló aparatosamente con la crítica y las ventas. Debido a las pérdidas que resultaron de aquel videojuego, la compañía abandonó un proyecto que incluía al menos una secuela de aquel fracaso, intentando replicar lo hecho con la Serie Arkham y crear una franquicia similar con los anti-heroes.

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