El 12 de septiembre de 1962, John F. Kennedy aseguró de que el hombre pisaría la luna antes de terminar aquella decada. Una promesa llena de optimismo. De idialismo.
Una promesa nacida no del odio ante un enemigo, ni tampoco por el amor al romance de la exploración, ni el deseo de llevar al hombre hasta donde ninguna otra especia antes había llegado.
Una promesa proveniente desde el más profundo y puro núcleo que el ser humano posee en su alma.
Una promesa nacida del deseo imperecedero del humano por encontrar y acostarse con alienigenas.
Y por eso, el Comandante Shepard es un mal modelo a seguir. Recuerden, niños: El herpes espacial no es tema de bromas, es real, coger con alienigenas, por mas humanos que luzcan, es querer una muerte por herejia y otra por no considerar la bioquimica interplanetaria.
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