Un clásico atemporal: Shadow of the Colossus cumple 20 años
Por null 27 oct 2025, 20:30
El 27 de octubre de 2005 se estrenó en Japón un título revolucionario: Shadow of the Colossus para PlayStation 2, de la mente del maestro Fumito Ueda, quien antaño nos había regalado otra joya igual de introspectiva: ICO. En el juego controlábamos a un joven al que se le había encomendado la tarea de destruir a 16 colosos para salvar la vida de una princesa que se encuentra en letargo. Poco sabemos del mundo que tenemos en frente, todo en aparentes ruinas de tiempos mejores, armados con una espada y un caballo, nos damos a la tarea de cazar los colosos en un enorme mundo, vacío y desolado, bajo la incógnita omnipresente de saber si hacemos lo correcto.
El juego se convirtió en una obra de culto, un single player que respetaba la inteligencia del jugador y apenas nos daba información para apañarnos nosotros mismos; no había marcas de objetivo, no había HUD, ni inventarios, ni barras de progreso. Sólo teníamos nuestra espada y su luz guía para conocer nuestro próximo objetivo. Para la época fue un juego atrevido, donde parecía que los desarrolladores tenían que darnos todos masticado, con explicaciones innecesarias y juegos genéricos que parecían un calco de anteriores.
En cuanto a narrativa e historia, Ueda se sacó otro as bajo la manga; mientras más avanzamos, nuestro personaje parece corromperse más, los colosos, más que bestias parecían ser guardianes de algo, mientras Wander (el nombre de nuestro 'heroe'), se convertía lentamente en un demonio. Poco a poco nos dábamos cuenta que nuestro personaje era el verdadero antagonista; los colosos prácticamente no nos atacaban hasta que nosotros lo hacíamos primero o invadíamos su espacio. Al final se nos descubre que lo que hicimos durante toda la aventura era una herejía, destruir a los colosos era una trasgresión que corrompía nuestra alma y rompía los sellos que contenían a un demonio ancenstral.
Su ambientación, historia y música son varias de sus características más icónicas, donde sólo basta un vistazo para reconocerle de inmediato. A nivel técnico era un juego impecable; explotaba lo mejor que podía ofrecer la PS2, los colosos dibujados a la distacia se nos hacían imponentes mientras más nos acercábamos, el andar de nuestro personaje se veía muy orgánico, a veces torpe, con mucha inercia e incluso tropezando con el entorno. Se trata de un juego hecho con mucho esfuerzo y corazón.
El juego tuvo una versión remasterizada para PS3 y eventualmente, un remake para PS4. Como la máxima obra de Fumito Ueda, es un título atemporal que a día de hoy sigue siendo recordada con nostalgia, como uno de los máximos exponentes de la época de PS2.