Hace un mes nos llegaba una de las noticias más extrañas desde México: La propuesta de su presidenta Claudia Sheinbaum de poner un impuesto del 8% a todos los juegos del país con contenido violento, una decisión que causó controversia, no solo por su contexto absurdo, sino por abordar el problema de la violencia del país por el lado incorrecto.Muchos creían que se trataba todo de una cortina de humo, o más bien una excusa para acaparar un extra de dinero con uno de los chivos expiatorios más populares entre los grupos conservadores. Pero en todo caso, generalmente rechazado incluso por aquellos que no son amantes de la industria del entretenimiento.Un mes despues, una diputada mexicana ha respondido de la forma más directa posible, se trata de Irais Reyes, quien se postró en la cámara de representantes del país con un cartel que citaba: "Game Over a la censura, no a los impuestos absurdos", y un mando de Xbox.Todo esto ocurre en un nuevo contexto: El gobierno de México acaba de aprobar la propuesta de Sheinbaum de agrabar los videojuegos con contenido violento con un 8% de aumento en su valor, el cual entrará en rigor a partir de enero de 2026. Esta manifestación, como si se tratase de un grito de guerra, fue inmediatamente replicado por todos los fans del sector, dictando que la voz de la diputada les representaba fielmente, y aunque muchos fueran indiferentes al sector de la política, entendiendo que la naturaleza de dicho impuesto era absurdo y forzado, sin fundamentos reales ni pruebas de que funcionarían para aplacar la violencia en el país. “No a los impuestos absurdos, sí a combatir la violencia real.”“Como si jugar fuera un problema de salud pública, como si la violencia de este país viniera de las consolas de videojuegos y como si los gamers fueran delincuentes.”“Esto solo es una excusa para recaudar. No hay evidencia que demuestre que jugar videojuegos cause violencia real.”“Nadie se vuelve criminal por sobrevivir al Apocalipsis en The Last Of Us.”“La ficción no produce delincuentes. La violencia la produce un Estado que ha normalizado la impunidad y que no ha cumplido con su deber de proteger a la gente.”“Si esto fuera real, países como Japón, Corea, que son los que más videojuegos consumen en el mundo, entonces ellos serían los más violentos.”En principio, Irais pone como premisa que los videojuegos no causan violencia para culminar con una retórica más allegada a la realidad política de México: La incompetencia del gobierno para combatir la violencia real en las calles. No es misterio para nadie que el país es uno de los más afectados por dicha lacra en la región, cuando Sheinbaum propuso a los videojuegos como uno de los causantes, generó desde indignación hasta burlas, pero no había una voz política autorizada que representara lo que los gamers pensaban, hasta que llegó Irais Reyes.