Pero lo más importante de todo es el propio contenido de la obra. Dune trata de una historia ambientada diez mil años en el futuro, en nuestra galaxia. La obra tiene de todo: Humanos mutados, monstruos, planetas peligrosos, brujas, política, traición, pelea entre diferentes bandos, religión, dilemas morales, poderes metafísicos, un elegido y un larguísimo etcétera.
Es tanto lo que se aborda en Dune que no podemos haceros un resumen, pues se trata de un universo tan grande que podría tranquilamente competir en magnitud con el de Star Wars o Canción de Hielo y Fuego, sin exagerar.
En su momento, David Lynch intentó adaptar en una película uno de los primeros arcos de esta saga sin tener el éxito que esperaba, lamentablemente eclipsado por colosos de la ciencia ficción de la época. Para que os hagáis una idea, solo ese año se estrenaron Los Cazafantasmas, Gremlins, Indiana Jones y el Templo de la Perdición y Terminator.
Lynch se quedó corto entonces, pues una película de dos horas era insuficiente para abarcar lo entrevesado que era el argumento de la obra. Tanto es así, que su metraje original duraba 8 horas, el cual fue reducido a 5 para el festival de apertura (nunca estrenado) y posterior mente a 137 minutos. Simplemente, no era una película para un solo filme; el camino correcto es el que está llevando a cabo Villeneuve.
Podríamos tener en frente la próxima gran franquicia de la ciencia ficción si se encaminan bien las cosas. Solo falta desearle un poco de suerte al proyecto que tenemos y que, de momento, parece tenerla.