Se siente extraño ver un tren dirigiéndose hacia un precipicio y no tener forma de frenarlo. Cuando los fracasos de un producto amado se ven desde kilómetros, es muy escaso el margen de maniobra para arreglarlo, y ese parece ser el caso de Minecraft con su nueva película. El descontento del público es casi general y son muy pocos los elementos rescatables del filme.
A pesar de capturar la ambientación 'cuadriculada' del juego original, del resto se ve demasiado genérica, un casting demasiado rimbombante y un poco de vergüenza ajena si nos permitimos el descaro. Para muestra, los números, que suelen ser más objetivos que las palabras: