Esta práctica, que en su momento se consideraba normal, es un reflejo de una era menos consciente dentro de la industria del entretenimiento, donde los límites personales a menudo eran ignorados en aras de la "química" en pantalla. Hathaway, que era muy joven en aquel entonces, sintió la presión de no ser etiquetada como "actriz difícil", lo que podría poner en riesgo su carrera. "Era terriblemente consciente de lo fácil que era perderlo todo", admitió.