"Francamente, odio el diálogo", dijo el cineasta al periódico. "El diálogo es para el teatro y la televisión. No recuerdo las películas por una buena línea, recuerdo las películas por una imagen fuerte. No me interesa en absoluto el diálogo. Imagen y sonido puros, ese es el poder del cine, pero es algo que no es obvio cuando miras películas hoy en día. Las películas han sido corrompidas por la televisión"