Nos hemos enterado justo antes del estreno de Kraven en cines que el universo cinematográfico de Spider-Man concluiría con esta última película, de modo tal que Sony aceptaría la derrota en una empresa que intentó replicar el éxito del UCM. ¿Pero por qué ha fracasado? A primera vista, la respuesta no es un misterio como tal, pues no se necesita ser un experto para saber cuando una película es un fracaso. El problema es que, como conjunto, el universo de Spider-Man estuvo lleno de más bajos que altos, en algunos casos rescatables, aunque parece no haber sido suficiente para salvar este proyecto.
Lo primero a recalcar era la disputa legal entre Marvel y Sony por el uso de Spider-Man. El personaje es actualmente propiedad de ambas compañías, pero no lo son el resto de personajes que acompañan a Spider-Man desde los comics (Venom, Kraven, Carnage, Morbius, Madame Web). Estos son todos propiedad de Sony, por lo que, si bien tienen personajes para trabajar, el número se ve reducido drásticamente, y a esto se suma que no son personajes del calibre carismático de otros que no pueden tocar (Vease Avengers, The Punisher o los X-men que solían pertenecer a Fox).
Entendiendo entonces que la cantidad de nombres es reducida, lo mínimo que se puede hacer es darles una presentación a la altura para poder enganchar con el público. Sin embargo, eso tampoco pasó, las películas de Morbius, Madame Web - y según las últimas reseñas, Kraven también - han sido un fracaso crítica y comercialmente. Una peli regulera puede ser rescatada si el dinero acompaña, pero nunca fue el caso de estos. Los productores son conscientes de ello, y les será más dificil dar luz verde a nuevos proyectos.